sábado, 8 de octubre de 2011

MI HIJO VA PERDIENDO EL AÑO



Cuenta con 15 años, se encuentra haciendo 10º grado y ya nos dieron el ultimátum: Si no mejora este periodo, pierde el cupo.

Le he hablado de diferentes formas, incluso, he llegado a pegarle porque no entiendo su indiferencia. Es como si nada le importara.

La mamá dice que le tenga paciencia, que con pegarle no saco nada, pero qué otra cosa puedo hacer. Oriéntenos por favor.

RespuestaEstimado padre de familia: Las cosas no se arreglan a las malas o con rejo, hay que mantener firmeza sin salirse de la ropa.

Usted debe saber que mientras su hijo no tome conciencia de la responsabilidad que debe asumir en el manejo de su vida hará lo que quiera, se mantendrá en su posición de apatía, pereza o flojedad.

Esta manifestación de la conducta es consecuencia de su desarrollo psicofísico, ya que por el ajuste biológico su parte endocrinológica sufre cambios. Estos cambios generan una descompensación metabólica que se traduce en irritabilidad, impulsividad, desgano, es decir, bajo interés para cumplir con sus compromisos entre otros.

Requiere comprender lo que pasa para colocar su fuerza interior al servicio de la voluntad, perseverando en aquello que vale la pena y superando los obstáculos que se presenten.

Ustedes como padres, deben ser facilitadores de la formación recibida en el colegio hablando con los docentes, dialogando con el chico, haciéndole ver su inmensa capacidad, sin minusvalorar lo que es y lo que puede ser hacia el futuro. ¡Manos a la obra!

Reflexión


Autoridad, orden disciplina han de ser asidero o fundamento en la formación integral de los hijos.

Mandar no significa mortificar, presionar u obligar. Es direccionar delicada y sabiamente, con firmeza y flexibilidad, con dedicación, perseverancia y amor. El respeto y admiración se ganan ¡no se imponen!.

Papá y mamá son los primeros educadores de los hijos. Al interior del hogar estructuran su "ser" por medio de principios y valores sólidos, guiados por el ejemplo de los progenitores y complementados por delegación en la institución educativa que los acogió con responsabilidad y amor.

Quien ama a su hijo lo reprende. Quien permite, tolera o accede a sus imposiciones deja sin efecto, anula o invalida la imagen digna y respetable de autoridad que había logrado consolidar y proyectar. Está en sus manos actuar como debe ser.

1 comentario:

  1. Que buena reflexión ojala y todos los maestros del país leyeran esta publicación y que de igual forma lo hicieran los papas, para que nos demos cuenta que en la vida de los chicos ocurren cambios que ameritan ser mirados con cuidado

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